El pincho de lechazo es una forma de cocinar el cordero o lechazo, concretamente de la variedad Churra, con un sistema de barras metálicas “pinchos” y con leña de sarmiento “manojo” que son los sobrantes de la poda de la vid. Un plato tradicional de pastores que se ha convertido en toda una joya culinaria. Su sencilla elaboración no está exenta de secretos. La materia prima de calidad, el troceado homogéneo, la justa sazón, las brasas de sarmiento y por supuesto el toque del maestro asador, hacen de cada tajada un delicioso manjar.
El lechazo Churro es la cría de la oveja de raza Churra, un cordero lechal que no pesa más de 12 kg. en el momento del sacrificio, no tiene más de 30 días de vida y únicamente se ha alimentado de leche materna. El fuego se realiza con sarmiento procedente de la poda de la vid, cultivado en la zona para autoconsumo (clarete) o como negocio.
En el pasado se utilizaba el propio sarmiento o varas delgadas y resistentes. La primera barra metálica confeccionada fue por un vecino del vecino pueblo de Sardón de Duero que trabajaba en Madrid en unos talleres ferroviarios. Viendo lo complicado que era pasar las tajadas por un sarmiento y que en ocasiones se rompía y manchaba la carne de ceniza, ideo la posibilidad de fabricar un sistema muy parecido al actual pero con mango metálico. Todavía se conservan algunas de esas barras originales. Posteriormente se incorporó el mango de madera que no transmite el calor y es más manejable, además permite la rotación en cuartos de vuelta lo que facilita la cocción uniforme.
Su origen está en la pequeña localidad de Santibáñez de Valcorba (Valladolid). Actualmente tiene gran presencia en la localidad vecina (2 Km) de Traspinedo debido a su mayor tamaño y número de mesones, tanto por la proximidad entre los pueblos, como por los matrimonios mixtos entre personas de ambos municipios desde hace generaciones. Gracias a su gran labor de difusión, la presencia del pincho de lechazo Churro ha aumentado de forma significativa, formando parte de la gastronomía de la provincia de Valladolid y se elabora en municipios como Santibáñez de Valcorba y Traspinedo.
Esta forma de cocinado probablemente tenga un origen bereber, ya que el pincho de cordero es un plato frecuente de la comida musulmana y los bereberes estuvieron en esta zona desde el año 712 hasta la batalla de Simancas en el año 939. Su localización al sur del Duero hace innevitable el contacto con poblaciones musulmanas ya que estas tierras pertencieron de manera sucesiva al Emirato de Córdoba, a la Kura o provincia de Toledo, al Califato Cordobés y por último a Medinaceli.
En Traspinedo, gracias a lo fácil de su preparación y la proximidad y relación entre los municipios, el pincho se ha consumido de manera habitual. Su consumo se empezo a generalizar hace más de 50 años cuando un vecino con visión comercial, D. Eladio Sinovas, observó la buena acogida que tenía el pincho de lechazo en la Feria del Campo de Madrid durante una degustación de platos regionales.
Traspinedo cuenta con varios mesones y carnicerías de gran calidad y se ha realizado una importante campaña de difusión en ferias turísticas y gastronómicas. Como labor de promoción han creado una marca aparte denominada «Pincho de Traspinedo» haciendo del pincho de lechazo el buque insignia, gracias al actual interés por todo lo relacionado con la gastronomía.